Que difícil es hilar palabra alguna cuando el dolor parte de lo mas entrañable de nuestro ser. Que difícil es tratar de encontrar la razón de despedir a un amigo, cuando en la plenitud de su vida, deja de ocupar el lugar transitorio que a todos nos toca en esta tierra de paso. Que difícil es tratar de compenetrarse en tratar de explicar el sentimiento profundo que Gustavo se supo ganar en todos estos años en que se brindó total y desinteresadamente al engrandecimiento de una institución modesta, en la que todo es trabajo y sacrificio y no se hace de grandes nombres y figuraciones cuando aparecen los éxitos.
Esto aunque repetitivo, a lo largo de la historia de nuestro querido Excursionistas, es algo que desde arriba nos pone a prueba, para saber realmente, cuando se hacen estos vacíos imposibles de llenar, si somos capaces de devolver a la mirada de Gustavo como tantos otros desde aquel lejano 1 de febrero de 1910, la fuerza necesaria para seguir adelante con esta pasión que se hizo carne en todos, los que realmente queremos de verdad a una institución sana, como la que imaginaron nuestros próceres allá en aquel Bajo Belgrano donde solo había viejas quintas, una parroquia y los principios de estos terrenos precarios al lado de un basural, en donde hoy se levanta nuestro club orgulloso de haber trabajado en el engrandecimiento de ese Belgrano modesto en ese momento, pero que creció con sus progresos edilicios y que necesita de nuestro espacio para seguir adelantando como barrio y como contención para los tantos chicos que hoy concurren a disfrutar de las instalaciones del Club.
Casualmente este lunes, cuando Gustavo estaría regresando de su viaje a Malvinas, se estaría firmando nada menos que la escrituración de nuestro predio, para la que Gustavo, colaborara tan eficazmente desde el sitio que le tocara ocupar y al que se brindó de la manera más humilde como un digno soldado de la institución.
Seguramente allá arriba, entre los predestinados, estará tu padre “Chacarita” Antelo, el “viejo” Masciotra, “Tonio” Gords, y tantos otros, que están esperando en el lugar de los elegidos , para homenajearte como lo has ganado y te lo mereces.
Lo que podes estar seguro, apreciado y respetado amigo, que tu ejemplo, digno de los leales, tu honestidad sin fronteras, tu trabajo día a día, tu pausa para saber escuchar a todos, y tu equilibrio a la hora de las decisiones difíciles, muestran el arquetipo de los líderes y son la mejor guía que podías haber dejado, para todos los que tenemos la función de seguir en algún sentido la gestión en favor de nuestra institución, y para tu familia, el acompañamiento sentido del Club, tus compañeros de la Comisión Directiva, socios y simpatizantes, y el Bajo Belgrano todo, que ayude a mitigar el dolor con el consuelo, en especial a tu hijo Matías, de sentirse orgulloso de tamaño ejemplo que dejaste, . . . Hasta pronto Gustavo Querido!